El Integrante que no fue

Esta pequeña sección es en recordación y memoria de uno de los integrantes, que ya no están (por suerte) más recordados del grupo.

 Él, con sus miserias y virtudes (principalmente lo primero), ha sabido ganarse un espacio en nuestras memorias, ya sea para recordarlo con alegría, para odiarlo, o para compararlo con otro para humillar, desmerecer y desprestigiar a esa persona. Esta persona ya no está con nosotros (no murió), ya no está con el grupo, pero hemos decidido dedicarle una pequeña parte, unos pocos pero merecidos bytes. Como diría una vieja canción “Nos dejó el espacio como testamento, lleno de nostalgia, lleno de emoción, paga sus recuerdos con los sentimientos”.

 Aunque su vida y estadía en el grupo se resuman con actitudes como la de poner el dedo en alfajor, limitando la cantidad a obsequiar, sacarte el sorbete mientras uno tomaba de su gaseosa, o aquella recordada vez que con un gran esfuerzo le preparamos la fiesta para su cumpleaños y él se retiro después de comer, sin esperar la mencionada fiesta preparada; sus ataques de nervios que daban ganas de pasarlo a mejor vida, sus contestaciones poco amables, o quizás su poca afinidad y amistad con los números, y el agua, porqué no, o su predisposición al exhibicionismo de partes de su cuerpo dignas de un espectáculo circense, él, ha tenido actitudes dignas de destacar como la vez que nos invitó a jugar por primera vez con su videojuego (aunque lamentablemente se le quemó el TV), o cuando se reía incansablemente al recordarle la forma en que el hermano de Martín, Héctor, tomó aquella gaseosa, e innumerables actitudes que marcaron una vida de ida y vuelta, sin rumbo fijo.

 Mucho se ha dicho sobre su vida y paradero en estos años ausente de la manzana, ha pasado mucho agua debajo del puente, inescrupulosos dejaron correr el rumor de que estaba privado de la libertad (preso para los que no entendieron), también se comento que vagaba por la ciudad sin rumbo fijo, ni personas que lo puedan comprender, otra versión fue la de su inserción en el mundo religioso, hasta llego a sostenerse que estaba en la transa de la droga, versión que terminó de aseverar que nadie sabía de él o que sabía pero intentaba manchar su imagen (aunque no se iba a notar demasiado).

 Todas estos testimonios quedaron de lado cuando llego la buena nueva, ¡enhorabuena! COTO se hallaba en el barrio, todos nos preguntamos donde estaba para ir a verlo (para pegarle)

 Para terminar con estas sentidas líneas me queda por recalcar que el Coto era un negro de alma, además de serlo de cuerpo, una persona con capacidades diferentes, una persona que no iba a poder adaptarse a vidas como las nuestras, a nuestro ritmo, a nuestras costumbres, por eso es necesario mantenerlo alejado.

 Solamente me queda por pedirles, a quienes lean estas líneas, a que le brinden un minuto de silencio en su memoria, o si quieren 30 segundos